Un (a) joven responsable, riguroso (a), estudioso (a), leal, con fortaleza y reciedumbre, sincero (a), prudente, respetuoso (a) de las personas y las ideas.
Con competencias sociales basadas en la comunicación y la resolución de problemas, en el aprender a aprender, la efectividad personal, el trabajo en equipo, la capacidad de organización, la iniciativa, el emprendimiento, la autonomía y la libertad responsable.
Con capacidad de diálogo y escucha, abierto a la comunicación y el entendimiento, formado al servicio de los demás y al servicio del país. Abierto al conocimiento, a la información, a la cultura y al deporte. Que tenga inquietud por su formación permanente.
Sensible ante el dolor humano. A través de su ejemplo, promotor de la justicia y la verdad.
Que se acepte y quiera a sí mismo. Un (a) estudiante (a) que reconozca sus limitaciones y sus fortalezas, que acepte su historia y, a partir de ella, emprenda el rumbo con valentía y coraje.
Que sea responsable de cultivar y hacer producir sus talentos, abierto a los demás, a pedir ayuda y a apoyar a otros (as).
Que sepa expresar ideas con claridad, sencillez y corrección en forma escrita y oral. En especial para describir, narrar, explicar y argumentar.
Con espíritu emprendedor y capacidad de observación, de innovación y de autoaprendizaje, así como un pensamiento crítico que le permita tomar decisiones adecuadas y adaptarse a los constantes vaivenes de la sociedad.
Con las herramientas necesarias para diseñar un proyecto que le dé sentido a su vida y a la de los demás. Respetuoso (a) por su integridad moral, física y sexual, amante de la verdad, de la honestidad, de la paz y del autocuidado.
Capaz de hacer familia en un ambiente armónico, amable y próspero. Siempre dispuesto a poner sus capacidades y destrezas, para mejorar su calidad de vida y de aquellos que le rodean.
Con sólidas capacidades académicas, de tal forma que le permitan continuar estudios superiores o insertarse en el mundo laboral.